Atacas las entrañas del cielo
enfrentando los algodones
agrietando la carne con un tajo
para desbordar diluvios.
hay remolinos en mis fluidos
ungidos entre tus dedos de nubes.
hay volcanes gozosos
junto al grito de mi entraña
por cubrir con tu muesca
una incisión de luz.
merodeas la acústica con un eco
extirpas mi silencio.
me desnudas sin vergüenza
agitas besos fugitivos
inicias el extravío.
Qué brindar, cuando oscilas
ofreciéndote entero
furibundo, como un diablo.
con el filo de tu lengua
sobre mi luna roja,
que gime
bajo tu boca.
después el dolor
que desborda
el efluvio que extrajiste
con la hondura de tu lengua.
llueve otra vez
llueve misterio
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